weingut am schlipf schneider
Con el paso del tiempo, la bodega ha crecido y hoy cultivamos cuatro espectaculares viñedos en casi 15 hectáreas en dos municipios repartidos en más de 70 parcelas en el Tüllinger Berg. Desde 2017, nosotros, Johannes y Christoph Schneider, somos la sexta generación responsable de la bodega y continuamos con entusiasmo la larga tradición vinícola de la familia.
En armonía
Nuestros vinos deben ser lo más puro e inflexible posible para contar la historia de sus orígenes en los viñedos dominados por la piedra caliza del Tüllinger Berg. Por eso nos ceñimos a las denominaciones de los lugares y a las variedades de uva tradicionales. La diversidad de las parcelas individuales, la variación de las pendientes, la diferente composición de los suelos calcáreos y las condiciones climáticas de cada añada hacen que los vinos sean únicos.
Del suelo
Nuestras parcelas se cultivan respetando nuestros suelos y según nuestras propias ideas. Damos gran importancia al cultivo cuidadoso del suelo y al crecimiento natural entre las filas. Por ello, no utilizamos ningún aditivo sintético o químico en los viñedos. Para fortalecer las plantas, utilizamos tés y extractos que preparamos a partir de las plantas recogidas en el viñedo.
Renuncia
Una base importante de nuestros vinos es la exclusiva vendimia manual, mediante la cual obtenemos uvas intactas y sanas para nuestra vinificación. En la bodega, intervenimos lo menos posible y sólo con medios físicos; la tecnología de la bodega no juega un papel importante. Mantenemos un enfoque de “laissez-faire” y tratamos de apoyar y acompañar el desarrollo natural con la menor intervención posible. No utilizamos ningún producto técnico de tratamiento del vino para centrarnos en la claridad y la originalidad de los vinos. Nuestros vinos son siempre secos y se caracterizan por una larga conservación de las levaduras.
Borgoña y Chasselas
Nuestra gama se reduce a lo esencial con las variedades de Borgoña y el Gutedel. Con su compleja paleta de aromas, estas variedades de uva revelan especialmente bien las sutiles diferencias de nuestros viñedos. Los vinos a nuestro gusto son siempre puristas con una elegante mineralidad y claridad. Aunque evolucionamos con el tiempo y tratamos de hacerlo mejor cada año, nuestro estilo, formado a lo largo de generaciones, permanece intacto.